Historias de Iriarte
Cuentos de Oscar Marzol
No existe ciudad o pueblo en el mundo donde, a nivel futbolÃstico, se deja de lado la eterna confrontación entre, al menos, dos clubes de peso dentro de la sociedad. Tampoco era eso posible en nuestro pequeño pero pasional pueblito de Iriarte.
El Club Deportivo, conducido por Don Pascual Strada, con su camiseta roja y el Club San Martin con la conducción de Don Ramón Marzol, con camiseta celeste y blanca a rayas verticales. Picantes ambos…
El San MartÃn organizaba campeonatos nocturnos zonales y dado que contaba con mayores recursos habÃa establecido en el reglamento que cada equipo participante podÃa incorporar hasta dos jugadores extra-locales en sus filas, llegando asà a contar con la presencia de Luis Artime, Barrionuevo, Ulrich, etc, que venÃan con los gastos pagos desde JunÃn.
El Deportivo organizó un campeonato pero de juveniles hasta, más menos, doce años aunque no se cumplÃa el protocolo del pedido de documentos y fichajes reglamentarios. Sà dispuso también que podrÃan incorporarse hasta dos niños de otras localidades, por equipo. Zorro, Pascual seguramente lo tenÃa planeado.
El pueblo estaba convulsionado porque ambos habÃan llegado a la final que se disputarÃa el 25 de Mayo de 1968. Mitad del pueblo por la roja, mitad del pueblo por la celeste.
Inicio del partido 11 horas ya que primero todos debÃan asistir a los festejos patrios en la Escuela N° 5, con chocolate caliente incluido y con banda sonora de los bomberos de General Pinto. Para que no hubiera malos entendidos el referee era “justiciero†Salguero del pueblo vecino de Juan Bautista Alberdi – con buena reputación –
La cancha del Deportivo – habÃa resultado elegida por sorteo – estaba repleta y el humo de los choripanes alentaba a los simpatizantes. Treinta minutos por lado y un entretiempo de diez. Directores técnicos, aguateros, botiquines de primeros auxilios, pelota número cuatro. Alambrado perimetral común como en el campo, fácil de traspasar pero muy custodiado con nuestro policÃa Don Suarez, secundado por Garnica.
Primer tiempo 0 a 0, con algunas acusaciones de patadas no cobradas por Salguero. Los padres relativamente serenos. Las madres hasta con algunos insultitos para incentivar a sus hijos.
A los 20 minutos del segundo tiempo, San MartÃn se imponÃa con cierta comodidad 3 a 0 y Don Ramón se hacÃa el desentendido. Pide Deportivo un cambio entrando un rubiecito con pelo extremadamente cortito y una consistencia fÃsica un tanto más morrudita que los restantes. De donde vino, del Club Atlanta de Vedia, respondieron.
Imparable, en los últimos diez minutos dio vuelta el partido anotando tres goles y sirviéndole un pase de gol al delantero local. Ganó Deportivo 4-3 y los pañuelos se convirtieron en banderas. Ahora el desentendido era Don Pascual.
Los jugadores rápidamente al precario vestuario de la vieja casona – luego serÃa el bar El Potro –
Un auto esperaba al rubiecito para llevarlo como estaba a su lugar de origen, no pudiendo quedarse a la entrega de los premios. Qué fenómeno, comentaban…
Saludos cordiales de los presidentes, aplausos para vencedores y vencidos.
Hubo en la semana siguiente alguna denuncia de irregularidades pero las respuestas fueron siempre ya es demasiado tarde. Ahora, andá a cantarle a Gardel.
Cincuenta años después el supuesto hacedor del triunfo de aquel memorable partido niega su participación – un caballero – aunque en la comisura de su boca una insinuante sonrisa parece confirmar las sospechas.
DÃcese que nuestro amigo Chacho Maya era el rubiecito que con casi 18 años, pelo teñido de rubio aunque en sus piernas ya sobresalÃan algunos canutos oscuros, se entreveró con los juveniles a quienes no superaba en altura ya que tenÃa la misma que la actual – 1,50 metros – y que en una juagada magistral el Deportivo incorporó a último momento haciéndolo desaparecer ni bien terminado el partido.
Será verdad?
Iriarte, 13 de Mayo de 2020
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Ja ja ja muy bueno, esperando el fin de la cuarentena para poder visitar el museo, Saludos.-