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Carlos Genco entrevista a Oscar, año 2013

Qué no hubiese hecho de lo que quiso y qué no pudo hacer de lo que quiso

En realidad, siempre he tratado de guardar un equilibrio entre los deseos y proyectos interiores con las reales posibilidades – quizá básicamente económicas – para que no entorpecieran o fueran en desmedro de las responsabilidades naturales como integrante de un grupo familiar.

Todo coleccionista pretende superar sus propias expectativas.  Cualquiera de los dos proyectos – botánico y museo – demandan espacios muy grandes e infraestructuras costosas, exigen viajes, tiempos que roban otros tiempos, tolerancia y mucho apoyo de los afectos cercanos, asesoramiento permanente, consejos.

Gracias a Dios he o mejor dicho hemos ido realizando lo que quisimos.  Esperamos poder lograr lo que aún queremos, que no es poco.

Cuál fue la etapa de mayor entusiasmo?

La próxima.   Los 36 años que han transcurrido no han tenido altibajos.  Sólo la salud y el aspecto estrictamente económico han permitido algunos momentos de mayor o menor avance, pero el entusiasmo ha sido permanente.

El peor sinsabor?

Alguna inundación o viento desconsiderado, aunque debo reconocer que la naturaleza ha sido bastante benévola hasta ahora.  Tengo la sensación que desde “Arriba” se protege el esfuerzo del legado para el futuro.

Usted es una persona bien relacionada, con una familia numerosa y muchas amistades.  Quién o quiénes de sus afectos, aún no conocen su obra y le pesa?

Nadie.  Como familia numerosa y amistosa, nuestras puertas han estado siempre abiertas.  Quien no ha querido acercarse lo ha resuelto por su propia cuenta y ante esa circunstancia, nada pesa. Nuestros afectos verdaderos, no sólo conocen la obra, sino que permanentemente aportan ideas, elementos, entusiasmo y en el menor de los casos la alegría de compartir buenos momentos.  Sólo mi madre está hoy imposibilitada de compartir este momento (padece mal de Alzheimer), pero estuvo – mientras pudo – siempre presente apoyando desde el inicio.  Cuando la visito, le susurroal oído contándole que todo está muy lindo y estoy convencido que me escucha.

En cuál siente que hay más que hacer, por ejemplo, en los próximos dos años?

En ambos.  Para cada uno de ellos están vislumbrados los próximos pasos.  Mis hijos ya están imbuidos y saben que estas obras sobreviven a nosotros – y eso es lo bueno -.  Cada uno de ellos tiene su propio proyecto pero éstos, así lo deseo,  serán su punto en común.

Lo logrado, está a la altura de sus sueños, supera o está por debajo de sus expectativas?

Cuando escucho decir “este tipo está irremediablemente loco”, lo traduzco en mi interior por “seguí así, que venís bastante bien”.

Hay “algo” que hay que hacer ya mismo, que no puede esperar?

No, todo puede esperar.  Es más, debe esperar hasta que se pueda.  Los proyectos son de largo alcance y sé que algunas cosas ya no las veré – como por ejemplo un árbol de cien años – pero otros podrán verlo, aunque no habrán disfrutado del placer de plantarlos.

Con lo hecho, se siente cumplido?

Sí, porque ambos proyectos están bastante desarrollados y el esfuerzo no ha sido en vano.  A medida que pase el tiempo el sentimiento de “cumplido” se hará sentir con mayor fuerza.  Cuando note que mis hijos quieran “correrme” – cosa que no será fácil – el cumplido será pleno.

Después de tantos viajes, sigue sintiendo emociones cuando nuevamente llega?

Siempre llego y llegamos con la misma expectativa de saber qué hacer al día siguiente.

Tiene idea de cuantos viajes ha hecho a Iriarte, en estos 36 años

Muchísimos.  Los necesarios para que la obra esté en su estado actual.  Los viajes nunca fueron considerados un esfuerzo porque yo podría repreguntarte, “tenés idea de cuántos asados nos hemos comido con nuestra familia, colaboradores y amigos durante estos mismos 36 años”. La cuenta ya no importa.

Puede ser este año, un tiempo adecuado para reflexionar?

La reflexión es permanente.  Si la pregunta implica “un tiempo adecuado para descansar” dado que mi vida cotidiana se desarrolla en otro ambiente totalmente distinto, con mayores presiones, con condicionamientos por el propio trabajo en grupo, con obligaciones que a veces disparan sinsabores, etc. el trabajo en estos proyectos es siempre un descanso – al menos para el alma –

Está entre sus planes, escribir otro libro?

Bueno, nunca he escrito un libro.  Esbocé algunos cuentos basados en anécdotas o percepciones juveniles, que integraron un librito casi estrictamente personal, acompañando a una verdadera escritora.  La voluntad de escribir no forma parte de un proyecto como tal.  Cuando presiento que tengo una idea para poder contarla con algunos rellenos literarios, me siento un Horacio Quiroga y la estampo sobre papel. Sí, haremos otros concursos con sus respectivos libros, tratando de rescatar historias pequeñas de pueblos pequeños, por escritores pequeños.  Esas que pueden leer lectores sin mayor preparación cultural, porque forman parte de su propia vida pueblerina.

Hasta dónde y hasta cuándo?

Los proyectos de coleccionistas en sí, sólo tienen como límite, la “voluntad de parar”.  Caso contrario no existe el hasta dónde ni el hasta cuándo.  Y, modestamente, me considero un verdadero coleccionista.

19 de mayo de 2013

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