Chatarrería

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(Año 2020)

Cuando la gente se cansa de ver restos de construcción como trozos de hierro, chapas, ladrillos viejos, botellas, alambres, etc. comienza a pensar que mejor sería venderlo por “pocos pesos” pero limpiar. Y entonces ahí aparecen nuestros amigos Antonio Cases y su familia (San Gregorio-Santa Fe) para hacerse cargo de tan ingrata tarea.

El “gordo Antonio” nos ha hecho un montón de trabajos con sus máquinas y camiones para trasladar tierra, acomodar objetos pesados con su elevador a veces con el complemento del hermano Miguel, que también tiene lo suyo. Nunca han aplicado el concepto de “pocos pesos” pero es gente tan agradable al trato, que vale la pena trabajar en consonancia.

Conversando una tarde, con pasteles y mates, lo intimé a Antonio para que se encargara de armarnos una “chatarrería” en el Museo. El debía diseñarla, conseguir materiales y donarlos como correspondía para que su impronta y nombre permanecieran en la historia. Lejos de arrugarse se puso en marcha. Encontró una linda casilla antigua con ruedas de hierro, bastante conservada en la chacra de la familia Vidaurre, en las cercanías de San Gregorio. Negociamos su compra (él dice que no mordió nada…), trajeron los elevadores junto con su hermano Miguel, la cargaron en un camión, trasladaron al museo, la bajaron en el lugar elegido y al atardecer quedó, frágil pero en pie.

Con la ayuda de Miguel Benítez, de Iriarte, se la restauró.

Luego fue trayendo los materiales compatibles con el proyecto y hoy está prácticamente terminada. Digo “prácticamente” porque como buena chatarrería seguirá comprando… o bien, recibiendo más donaciones.

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