
Locomotora ferroviaria North British
(2004)
Tenía ya los vagones ferroviarios, el tramo de vía montado, cuando por medio de Boris Ledesma logramos que nos enviaran fotos de una máquina a vapor que estaba raleada de servicio en la localidad de La Toma (Provincia de San Luis). Era muy chica, de las que se usan para hacer maniobras. Fue descartada.
En el viaje por la provincia de Entre Ríos que hicimos con Oreste en junio de 2001, fuimos hasta la localidad de Ströbel donde existían 2 máquinas que estaban semidestruidas, pero posibles de cumplir con el cometido de completar el tren ferroviario. Presenté la primera nota ante el ONABE pretendiendo que me adjudicaran en comodato una de aquellas, con resultado negativo porque aludían que ya tenían otro destino. Nos enteramos entonces que había una posible en Junín (también fue negativo el resultado). Ante mi decepción, pero no mi resignación, me aconsejaron en el mismo ONABE, solicitar una máquina a vapor pero sin indicar cuál, ya que en ese entendimiento ellos mismos se encargarían de localizarme una cualquiera, de acuerdo a la disponibilidad. Así fue que presenté una nueva nota. Mientras tanto, con Oreste a la cabeza, construíamos la réplica de una estación ferroviaria similar a la de Iriarte.
El negro Raúl Aboy comenzó a trabajar en el Senado de la Nación – despacho de la senadora Cristina Fernández de Kirchner – y desde allí inició gestiones que dieron como resultado que el secretario del presidente del ONABE, Rodolfo Fernández, me recibiera en una charla personal junto al jefe de máquinas. Ya habían analizado mi expediente y conocían las intenciones. Luego de un rato se mostraron interesados en encontrarme una solución y quedamos en comunicación permanente.
En esta época habíamos ido con mi hijo Sebastián a visitar la sede Escalada (en Lanús) del FERROCLUB ARGENTINO. En la segunda visita conocí a su presidente, señor Ricardo Campbell y le comenté el estado de mis negociaciones en ONABE. Resultó que Ricardo tenía una hermana viviendo en la Estancia El Descanso (Aarón Castellanos-Provincia de Santa Fe). Esto permitió compatibilizar simpatías, dado que nosotros habíamos estudiado en el Colegio San Francisco de Aarón Castellanos (próximo a dicha estancia y a la que solíamos ir con el colegio a pasar el día de la primavera).
Una mañana lo llamé y le pregunté sino sería positivo que ellos me ayudaran a conseguir una máquina y yo los ayudara con alguna colaboración económica a los fines específicos de su Entidad. Me llamó a los 2 días diciéndome que ellos habían analizado la propuesta; que tenían asignada una locomotora en la ciudad de Palmira, cercana a Mendoza y que estaban contestes de sub-asignármela a mí, bajo la condición de incorporarme como socio activo del Ferroclub y una donación voluntaria sin monto predeterminado. Me costó 3 minutos solicitar mi número de socio.
En la semana siguiente logré que nos encontráramos el sábado por la mañana, en la sede Escalada del Club, Ricardo (presidente) y Gabriel Asenjo (vicepresidente) junto a los representantes del ONABE , Rodolfo Fernández y su equipo, y por supuesto, mi asesor en temas ferroviarios, Raúl Aboy. De aquella reunión salió la decisión concreta que la locomotora North British Nº 1056, año de fabricación 1905, Glasgow, Escocia, fuera destinada al Museo de Iriarte. Sólo faltaban las resoluciones escritas, la coordinación del flete, el acomodamiento del terreno y la llegada para quedarse.
Esa mañana – por casualidad – me encontré en los talleres de Escalada con el Ing. Juan Leis, ex compañero de trabajo. Juan estaba como jefe de dicho taller, dependiente de la empresa Metropolitano. Nos permitió recorrer los talleres y en especial un galpón destinado a los modelos en madera – para fundición- de cada una de las piezas de las locomotoras. Al volver le comentamos el lamentable estado del mismo y la necesidad de preservar esas reliquias, para lo cual debíamos obtener su autorización y la del ONABE, a fin de que dicho galpón completo, con los modelos, pasara a disposición del FERROCLUB. Se elevaron las notas correspondientes y hoy están bajo una buena custodia.
El traslado de la máquina resultó una odisea interesante. Fue una tarde de invierno, nublada. Por suerte pudimos filmar todo con detalle. El carretón que la trajo desde Mendoza se encajó muy feo en el rastrojo de soja. Cabe un agradecimiento especial para Cacho Barboza – vecino – que nos permitió pisar fuerte su terreno, y la colaboración desinteresada de los tractores de Costantini , Salse y los hermanos Pedro y Javier Marzol. La platea esa tarde estuvo repleta.
Video documental:




