Peluquería y Barbería

El 6/10/2008 el Señor Pedro Lupo – comisionista en antigüedades me manda el inventario completo de la peluquería “Vito”, de la ciudad de Junín.  Previamente Omar Marzol había realizado una visita in situ.

Construida la sala correspondiente, el 3/11/2008 cargamos todo rumbo al Museo.  El actual nombre de la peluquería “Don Felipe” es en homenaje a nuestro peluquero de Iriarte, Felipe Díaz, amigo de la familia.

Máquina de cortar cabello:  Hasta la aparición de las máquinas eléctricas, el cabello era cortado con una pequeña máquina manual  – de acero –  de base plana y un frente dentado con cuchilla de desplazamiento horizontal.  El profesional,  dando el ángulo dispuesto para su trabajo, de acuerdo al pedido del Cliente, procedía al corte fuerte inicial.  Luego era perfeccionado mediante la utilización de tijeras planas – comunes, aunque variadas de acuerdo al destino -,   o bien dentadas,  para entresacar y disminuir el volumen del cabello- . La terminación la realizaba mediante las navajas.

Revistero: Indispensable en toda peluquería, para mitigar la espera de los Clientes, normalmente contenía revistas de deporte.  Eran renovadas muy de vez en cuando a modo tal que se podrían encontrar en varios cortes sucesivos.  Cada tanto se incorporaba alguna nueva.

Navajas : Una delicada hoja de acero muy afilada, que se plegaba dentro de su propio mango para evitar accidentes, era utilizada para rasurar la barba del Cliente – principalmente – como así también marcar las patillas, contorno de las orejas y terminación trasera del corte.

Luego se pusieron de moda para el rebaje armonioso del cabello, sustituyendo de a poco a la tradicional máquina de corte.

Con la aparición de HIV se fue prohibiendo su uso.

Sillón de peluquería: De acuerdo al tamaño de la peluquería podían encontrarse uno o más sillones. Pesados, con asientos de cuero, con cabezal móvil para graduar hasta la altura de la cabeza del Cliente, eran giratorios a modo que el peluquero no debiera desplazarse.  Contaba también con una palanca que permitía reclinar su respaldo para el caso del afeitado.

En algunas peluquerías donde se atendían también niños bien podía contar con una banqueta alta diseñada al efecto o una especie de banquito que se colocaba sobre los posa- brazos de los sillones.

Vaporizador: Cada peluquero tenía su “vaporizador” que en realidad no vaporizaba sino que mediante un fuelle de goma presionado con la mano esparcía el agua atomizada en pequeñas gotitas, mojando suavemente el cabello del Cliente.  De este modo el peluquero modelaba mejor el corte solicitado. También mojaba suavemente la patilla y el encuadre sobre orejas y detrás de la nuca para poder deslizar mejor la navaja-

Talquera: Dado que la utilización de la navaja producía una cierta irritación en la piel del Cliente, se espolvoreaba sobre la parte posterior del cuello un poco de talco, mediante una almohadilla que permanecía en la talquera.  Luego se removía el talco mediante un cepillo suave de cerdas.

Brochas: A fin de “ablandar” la barba del Cliente, el peluquero o barbero contaba con un recipiente y su correspondiente brocha de cerdas.  Preparaba – llegado el caso – la espuma de afeitar, que aplicaba sobre la superficie de la cara a rasurar mediante la brocha.