estancias

«Una noche de crudo invierno, don Simón debió asistir a una fiesta de los ganaderos de la zona, donde concurrió con doña Zulema, su mujer. Alfonso quedaría de guardia con la misma tranquilidad de siempre. Sólo le preocupó, que en su apuro, Simón no le dirigiera palabra alguna. Estaría disgustado, ó simplemente le molestaría no poder invitarlo a tal evento?»