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«Asà eran, casi todos los dÃas, excepto los sábados y domingos que agregaban algún bailongo, el cine en lo de Costantini, la misa, el asado, alguna carrera cuadrera en el pueblo ó fuera de él, un campeonato de fútbol, una visita inesperada.»

«Se enteró que se habÃa puesto de moda un baile mensual de “solas†y “solos†en el Club Puerto Belgrano, en San Gregorio y eso le permitió pensar que serÃa una buena oportunidad para, al menos, poder dirigirle la palabra. También supo que ella, aunque no siempre, habÃa asistido a dichos bailes.»

«Súbitamente, a eso de las 21 horas se abre la puerta y entra un “crotoâ€, bien croto que, según él mismo comentara, bajó del tren carguero que desde Godoy Cruz, Mendoza, se dirigÃa a Buenos Aires. Sucio, con derruidas alpargatas, pantalón a la pantorrilla, saco cargado de no se supo qué pero con sus bolsillos bien estirados y una gorra impresentable. Miró, saludó sin saludar, y se pidió “una cañaâ€.

«Una noche de crudo invierno, don Simón debió asistir a una fiesta de los ganaderos de la zona, donde concurrió con doña Zulema, su mujer. Alfonso quedarÃa de guardia con la misma tranquilidad de siempre. Sólo le preocupó, que en su apuro, Simón no le dirigiera palabra alguna. EstarÃa disgustado, ó simplemente le molestarÃa no poder invitarlo a tal evento?»

«La media manzana siguiente, paralela a la de Romitti, era todo un terreno descampado. AllÃ, en su parte central, se construyó la Iglesia por el año 1965.»

«Al tiempo, cuando se encontraban disimulaban su malestar, pero ya los abrazos no tenÃan el apretón franco de la amistad.»

«(…)El estado de los allà presentes en esa noche era calamitoso pero la decisión no se hizo esperar. Con el gringo Belladelli a la cabeza, César Nicolás, Fabián “el ruso†Primo, “mosquito†Ricardo Marzol, Sergio RamÃrez, el “vasquito†Amestoy, Gabriel Garnica y algunos más salieron en busca de una cama donde reposar, al menos, tres horitas.»
«La muerte se habÃa producido a las 10 de la mañana. El efecto dura veinte minutos. Alguien habÃa entrado en ese espacio de tiempo. ¿Con qué propósito? Era viuda, sin hijos. Mujer respetada. Trabajaba en costuras, bordados, planchaba para afuera. Costumbres serias.»

«Fueron duelos de ingenio: él amagaba con irse, haciendo ruido como si se retirara de la habitación y ellos caÃan en la trampa ligando lo que viniera con chancleta o cinturón. Pero aún asÃ, muchÃsimas veces se escaparon.»

«El “gallego†y El “roque†habitaban una modesta casilla de campo, con precarias instalaciones, que habÃan anclado al reparo de un pequeño monte de viejos paraÃsos, para protegerse del viento y el sol. Carlitos tenÃa su nido en un modesto “rancho de personal†a cierta distancia de la casita principal reservada a los Larrañaga.»

«Noche cerrada y frÃa. Asà la describirÃa al dÃa siguiente lo sucedido, mi amigo “Botellón†Lovelli, quien tenÃa cierta tendencia a elaborar con algunas tergiversaciones sucesos con situaciones grandilocuentes en donde él era el principal protagonista (…)»

«En la partida de cada uno de ellos, mi pueblo fue perdiendo en mi interior un poquito de encanto. Vinieron otros, como sus hijos, que le han dado emociones nuevas, pero que no reparan ese cristal resquebrajado de la primera foto, del tiempo en que uno sueña con una vida interminable y feliz.»

«Cierta tarde, allà por el año 75, Roque venÃa de una semana laboral a los tumbos y andaba “bastante secoâ€, bancado por sus amigos de siempre. TÃmidamente se acerca al puntano y le comenta que “habÃa enganchado algo imperdible†pero no la podÃa llevar al stud y necesitaba un lugar para proceder…»