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«Los horarios en verano eran de 7 a 11 por la mañana y de 15 a 19 en la tarde. Este turno tenÃa coincidencia parcial con los asistentes al curso de “catequesis†que dictaba en la capilla Santa Teresita una monjita que venÃa desde el pueblo vecino de San Gregorio (la “monja negra†según los chicos, por su tez morena).»
«HacÃa escasos quince minutos que se habÃa retirado del boliche, totalmente mamado. Caras de preocupación, incertidumbre y la designación apresurada de un grupo de rescate hacia la casa del gordo que, sentado con un pucho apurado como medicina y un vaso de agua fresca, contaba la pelea que terminó en puñalada.»
«Aquella noche, en una camioneta Ford, se dispuso salir a “peludearâ€, es decir, cazar peludos. Peco, Omar y yo, en la cabina. Oreste, Armando, Gallito y los dos ingenieros ( a quienes demostrarÃamos nuestras habilidades) junto a dos tarros lecheros de cincuenta litros y unos tarros con manijas, en la caja del vehÃculo, con reflectores para localizar los pozos y una vez allà echarles agua para que los animalitos salieran de su madriguera.»
Compartimos con Ustedes el relato que obtuvo el TERCER puesto en el III Concurso Internacional de Relatos de Campo y…
«HabÃa resuelto reunirme unos momentos con mis padres y Teresa, mi abuela materna. Resultó distendida, profunda, definitivamente contenedora.»
«Olegario “Moncholo†Montiel, Francisco “Malacara†Sorobeo, Ramón “Cacique†Herrera, Juan “Mandinga†Aparicio, “El Toto†Cincunegui y “Cabecilla†Hernández ya estaban juntos desde el mediodÃa.
El único que faltaba era Placentero.»
«La noche de invierno del 17 de julio de 1962 presagiaba una velada boxÃstica de primer nivel en el Club San MartÃn de Iriarte. Pelea pactada a diez rounds entre el crédito local Miguel “Cirujano†Bontempo y el campeón provincial Avelino “Rompehuesos†SagardÃa. Arbitro del combate… ¡quién otro que no fuera el Cacho Arriola!»
«Estaba Nelson en esa crÃtica situación, pensando en alguna medida desesperada, encomendándose a todos los santos, cuando vio a dos caballos acercarse desde la orilla norte. (…)»
«Logró despertar la envidia de los invitados varones con su habilidad para los pollos a la parrilla rociados sólo con limón y la aprobación de las mujeres por su capacidad histriónica, que despertaba curiosidad y alegrÃa. Innumerables “aplausos para el asadorâ€, que él respondÃa con un simple gesto como no dándole importancia ( pero que en el fondo, disfrutaba)»
MUCHAS GRACIAS a los que participaron por engrandecer este concurso. En los concursos literarios todos ganan. Y desde el principio;…
«El pueblo estaba convulsionado porque ambos habÃan llegado a la final que se disputarÃa el 25 de Mayo de 1968. Mitad del pueblo por la roja, mitad del pueblo por la celeste.»
«Faltaba ya escaso tiempo para la hora señalada de largada y, aparentemente los nervios le estaban jugando una mala pasada. El predio de la competencia era un parque arbolado de grandes eucaliptus donde los asistentes, aprovechando su sombra estacionaban los vehÃculos. De pronto, nuestro eximio deportista salió raudamente hacia los baños y los encontró a todos inexplicablemente ocupados.»
«Todos estaban excesivamente alegres. El notó que sólo Julián, el menor del grupo, se miraba para adentro. Comprendió que en algo se parecÃan y por eso prefirió no preguntarle nada.»
«Noche cerrada y frÃa. Asà la describirÃa al dÃa siguiente lo sucedido, mi amigo “Botellón†Lovelli, quien tenÃa cierta tendencia a elaborar con algunas tergiversaciones sucesos con situaciones grandilocuentes en donde él era el principal protagonista (…)»