Maternidad complicada

Compartimos con Ustedes el relato que obtuvo el TERCER puesto en el III Concurso Internacional de Relatos de Campo y…

«No sabía si hacía frío, pero por mis piernas corría una transpiración helada que se perdía en el interior de mis botas.(…)»

«En la partida de cada uno de ellos, mi pueblo fue perdiendo en mi interior un poquito de encanto. Vinieron otros, como sus hijos, que le han dado emociones nuevas, pero que no reparan ese cristal resquebrajado de la primera foto, del tiempo en que uno sueña con una vida interminable y feliz.»

«Se armó un desafío por pocos pesos entre dos grupos de tres y Américo sería el referee. Todo anduvo bien hasta que en un reñido final el árbitro le anuló un tanto al “pata Agraso”- linda piedra para la honda-diciendo que había adelantado la pelota (…)»

«Al tiempo, cuando se encontraban disimulaban su malestar, pero ya los abrazos no tenían el apretón franco de la amistad.»

«El pueblo estaba convulsionado porque ambos habían llegado a la final que se disputaría el 25 de Mayo de 1968. Mitad del pueblo por la roja, mitad del pueblo por la celeste.»

Sí, parece algo complejo de contar pero debo decirles que “no todo está perdido…” El 8 de abril de 2021…

«Logró despertar la envidia de los invitados varones con su habilidad para los pollos a la parrilla rociados sólo con limón y la aprobación de las mujeres por su capacidad histriónica, que despertaba curiosidad y alegría. Innumerables “aplausos para el asador”, que él respondía con un simple gesto como no dándole importancia ( pero que en el fondo, disfrutaba)»

Mi madre querida, mi vieja de entonces,
Cuánto me ha quedado por hacerte oír;
En algún recodo del nuevo camino,
Yo sé que algún día te lo he de decir.

«La muerte se había producido a las 10 de la mañana. El efecto dura veinte minutos. Alguien había entrado en ese espacio de tiempo. ¿Con qué propósito? Era viuda, sin hijos. Mujer respetada. Trabajaba en costuras, bordados, planchaba para afuera. Costumbres serias.»

«La media manzana siguiente, paralela a la de Romitti, era todo un terreno descampado. Allí, en su parte central, se construyó la Iglesia por el año 1965.»

«Caminé hasta la camioneta. Tanteé debajo del asiento. Allí estaba el revolver. En dos trancos me acerqué a la puerta. Un disparo y el candado enmohecido saltó hecho añicos. Una patada y la puerta se abrió con un chirrido.»

«Luego de un viaje de casi una hora llegaron a Iriarte. Agustín lo llevó a Juan hasta su casa. En el momento del saludo final, con la ventanilla del acompañante abierta, ambos – al unísono – se preguntaron sobre el destino final de la gallina.»

«Los presentes voltearon uno a uno para observar al gaucho que estaba allí detenido, en suspenso. Era de verdad enorme (…)»

«Adentro, piso de madera, un antiguo mostrador, algunas botellas desparramadas en una desparramada estantería y en una de las tres mesas habilitadas a los parroquianos, con un vaso de aperitivo Amargo Obrero, soda y una rodajita de limón se había acodado Vicente Villalba.»