Historias de Iriarte
cuentos de Oscar Marzol
El flaco Mieani (Medina) tenía tres gallinas batarazas grandes que había conseguido en Alberdi Viejo. Vahh tenía tres hasta la mañana del domingo 18 de mayo de 2003, ya que una había desaparecido. Mieani se rebuscaba trabajando en la Delegación Municipal recolectando la basura en un carro dispuesto al efecto, junto a otros compañeros y tenía una pequeña quintita y su incipiente gallinero. Alto, flaco, algo encorvado, afeitado cada dos o tres días, buena onda aunque de carácter fuerte. Supo también trabajar en algo de albañilería.
Habían arribado al pueblo dos nuevos policías, Asunción y Nicolai. A poco de estar allí, la escasa densidad poblacional permitía establecer vínculos amistosos entre controlantes y controlados.
Así fue que aquel sábado 17 Asunción ejecutó la idea que lo desvelaba, robándole la gallina a Mieani para asarla al horno con papitas. Juntó plolijamente las plumas en una bolsita de plástico, caminó dos cuadras y las depositó en el tarro de basura de Nicolai, que tratando de evitar ser alcanzado por los perros nocturnos, colgaba de la primera horqueta del fresno frente a su casa. Impecable!!!
Mieani, amante del tango, en su diario recorrido cantaba permanentemente el tango Desengaño de Caruso y los hermanos Canaro, interpretado por Carlitos Gardel. Los tenía medio acobardados a sus compañeros que le pedían cuándo iba a cantar un tema nuevo. Al vaciar aquel tarro en el carro general, descubrió las supuestas para el resto del equipo, no para él plumas de su gallina.
Había otras batarazas en el pueblo?, sí, pero no en lo de Nicolai. Asoció, por varios días, su sentimiento personal con la letra de aquella canción. Decidió volver una vez terminado el trabajo, dejando un puñado de ellas en el tarro del horror, para tener pruebas contundentes de su reclamo.
Fue hasta la Comisaría. Lo increpó duramente a Nicolai ante el gozo interior de Asunción que ponía cara de no entender qué estaba sucediendo y durante más de dos años no se dirigieron la palabra.
Pasado el tiempo y un tanto la bronca, jugando a las cartas en el club San Martín se enteró que el verdadero homicida había sido Asunción. No dijo nada y dio el hecho y la información como superados.
Superados??
Nicolai, circulaba en bicicleta y andaba siempre acompañado de sus dos lindas mascotas, una pareja de galgos. Y digo dos porque después de la noche del 8 de junio de 2005, uno de sus perros no volvió a aparecer. Ni vivo ni muerto.
Retomaron la amistosa relación Mieani y los dos polis y la vida siguió su curso normal en el pequeño pueblo. Lo único que cambió para alegría y sorpresa de sus compañeros de trabajo es que el flaco apareció con la letra de un tango nuevo. Pa´que sepan cómo soy de Norberto Aroldi y Emilio González.
Oscar Marzol
4 de Octubre de 2020
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