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Puente ferroviario

(2021)    PUENTE FERROVIARIO

 

A fines de enero de 2021, me llamó por teléfono Daniel Laugero – Iriarte – solicitándome algún tipo de asesoramiento para la cotización de chatarra dado que habían adquirido – junto a un primo – un predio en Malargüe, Mendoza, en donde existían vigas, columnas y otro tipo de piezas en hierro y debían despejar el terreno.

Mediante una consulta con mi chatarrero amigo Antonio Casse, de San Gregorio, le pasé a Daniel un precio sugerido. Luego de algunas conversaciones telefónicas y habida cuenta que no era una chatarra común sino que incluía importantes vigas, el precio fue creciendo.

El 4 de febrero de 2021, Daniel le pidió a su primo Mauricio Ferreyra  que nos enviara algunas fotos del material.  Según éste último entendía que se trataba de un antiguo puente ferroviario que una compañía minera había dejado en el terreno pues nunca llegó a montarse.

Habían sido muchos los años de búsqueda de un puente con esas características en distintos lugares del País, sin resultado positivo.  La idea  que rondaba siempre era vincular El Museo con El Botánico, cruzando por encima de la calle que los separaba.

Hablaba Calderón de la Barca sobre “la vida es sueño”, y por qué no hacerle honor.

Entonces surgió la pregunta, el análisis, los posibles faltantes, el tamaño necesario para el cruce.  Un lateral del puente – en el suelo – estaba prácticamente armado completo.  Oreste le sugirió a Mauricio que contratara una grúa a nuestro cargo y apilara las piezas por separado para realizar un estudio más exhaustivo de la posibilidad de armarlo.

En ese momento Daniel interpretó que ya no se trataría de “chatarra” y sus valores – bien gitano el hombre – se elevaron casi a “puente ferroviario de acero inoxidable”.

Asumiendo todos los riesgos de posibles faltantes, la ansiedad pudo más que la simple razón, y avanzamos.

El 16 de marzo de 2021 lo estaban facturando.  Transporte Barea lo traslada hasta Iriarte y con la contratación del Vasco Angel Gabriel Aspeitía – Junín – quedan depositados en el predio del Museo.

Luego de un corto descanso se comienzan los trabajos del armado del “rompecabezas”, comandado inteligentemente por nuestro permanente colaborador Carlitos Medina – que fue ubicando las piezas con mejor interpretación que los mismos ingenieros que miraban -. Con la ayuda de Miguel Benítez, Oreste, Omar y Javier Marzol y la provisión de 3.200 bulones comprados en Buenos Aires, el puente se fue pareciendo a un puente.  Sólo 6 piezas debimos reconstruir en los talleres de Del Bo – J. B. Alberdi -.

Ahora, Daniel, me trata de gitano a mí.

 

Recordemos juntos una leyenda que persiste en los santiagueños desde 1927.

GENTILEZA: Ana Corradi, de flias. Marcet y Muller.

13/11/2018 – 20:56 Santiago

La historia del bulón de oro en el Puente Carretero, es una de las más conocidas de Santiago del Estero. Los que la conocen aseguran que es algo real. Una de las versiones cuenta que en verdad sucedió que un remachador, de nombre Salvador Catálfamo, colocó un remache dorado en el año 1927, cuando se construía la obra.

Nadie supo de su ubicación exacta más que un par de trabajadores que juraron nunca develar el secreto y así lo hicieron. Se lo llevaron a la tumba.

Hasta el día de hoy, el mito del bulón de oro fue sostenido a través de los años. Hay quienes dicen que hay numerosas señales de personas que habrían intentado ubicarlo. Otros dicen que unos pescadores ya lo encontraron. Lo cierto es que esta pieza dorada constituye al folclore santiagueño.

Qué pasará con este mito en el puente de Iriarte ? Presentada la autorización ante la Delegada Municipal, Señora Mary Torres y elevado el pedido formal al Intendente de General Pinto, fuimos autorizados a cruzar el camino vecinal, bajo la condición de respetar la altura libre vigente en la infraestructura nacional.

Ahora sí, Oreste pisará fuerte, secundado por el ingeniero amigo Daniel Pérez Alfaro – Salta – en el diseño, cálculo, traslado y montaje. El costo  estimado es indescifrable ya que el jefe nombrado está acostumbrado a trabajar con presupuesto abierto y a velocidades en exceso.  Comandados por Oreste, los trabajos de la obra civil propiamente dicha, fueron avanzando aceleradamente, con un costo superior a Zárate-Brazo Largo.  Quedaron terminados en Junio de 2023.

Finalmente, luego de la elaboración de los planos correspondientes como así también de la memorias de cálculos solicitadas y elaboradas por el Ingeniero Gabriel Salomone – de la ciudad de La Plata – , la Municipalidad de General Pinto autorizó con fecha 5/10/23 la instalación de la denominada “Pasarela Peatonal” que vinculará al Museo con el Botánico.

Con fecha 27/06/25 arribaron a Iriarte los equipos (Rental Sur S.R.L de San Lorenzo – Santa Fe) con una grúa de 250 Tns de capacidad, necesarios para la instalación definitiva del puente.  Se coordinaron las tareas tanto con los representantes municipales – locales y de General Pinto – como así también la Cooperativa de Camioneros – ya que debíamos cortar la calle principal de los camiones con destino a la planta acopiadora, la Policía local y ACA (planta de acopio de cereales)

 

Nos manda hoy Daniel Laugero, una pequeña reseña sobre el historial del puente :

 

Podemos iniciar esta reseña, mencionando que este puente formó parte de la ambiciosa red de comunicaciones ferroviarias que por los años 40, se estaba gestando, desarrollada por lo que entonces era FFCC del Estado. Formaba parte de un ramal entre las localidades de Malargüe y Bardas Blancas, todo en el sur de la provincia de Mendoza. 

La privatización de los ferrocarriles argentinos, iniciada en 1989, implicó la eliminación del tramo Malargüe – Bardas Blancas del ahora llamado FFCC Gral. San Martín. Aunque la traza (el recorrido planificado) se completó, la construcción de la vía férrea y la operación del servicio nunca se llevaron a cabo. Este ramal nunca llegó a ser operativo, quedando solo las estaciones de El Chihuido y La Batra construidas, pero sin vías y es aquí, en cercanías de este último sitio, La Batra, donde estaba emplazada esta magnífica estructura.

La Batra, es un pequeño paraje, muy cercano a la ruta 186, que une Malargüe, con la Laguna LLancanelo, en un recorrido de 70km. Aquí en adyacencias de esta laguna, la empresa Alianza Petrolera Argentina,  dedicada a la explotación de hidrocarburos, contaba con una planta de tratamiento de petróleo crudo, que era llevado a Malargüe, con camiones cisterna. 

Alianza Petrolera, en su idea de desarrollar una nueva traza, más corta para llevar su crudo a Malargüe, planifica un recorrido de 30 km. menos que implicaba la necesidad de un puente, y este, instalado en La Batra, era una excelente oportunidad, ya que se encontraba en la zona.

La operación comercial, se concretó en octubre de 1993, y al poco tiempo se desmanteló y trasladó a la planta de tratamiento de crudo de Laguna LLancanelo, a la espera de ser re ubicado, en este nuevo camino entre la Laguna y la zona de descarga de crudo, en la ciudad de Malargüe.

Esta obra vial, nunca se hizo y por el año 2004, la planta de tratamiento de crudo, que ya no estaba en operaciones,  tuvo que ser desmantelada, por exigencias gubernamentales y por cuestiones medio ambientales y visuales. Todos los componentes de esta planta, más el puente ferroviario, fueron trasladado a la Base Operativa de Alianza, en la ciudad de Malargüe. Muchos de los equipos recuperados, fueron reubicados en otras empresas dedicadas a la industria petrolera.  

Finalmente, Alianza Petrolera, por el año 2018, deja todas sus operaciones en Mendoza y decide vender su Base operativa de Malargüe, junto con los bienes que allí se encontraban, entre ellos el puente que hoy nos ocupa.

Y “El Puente”, al cual voy a personificar, ha sido visto por cientos de interesados, para reutilizar sus partes en otros proyectos, y hasta para ser adquirido como chatarra de hierro, para su fundición. Pero se resistió, quizás conociendo su destino, y a pesar de estar desarticulado y descuidado, volvió a tomar forma gracias a los amigo de Iriarte y a cumplir el rol por el cual fue concebido, de una u otra manera,”unir”.

 

Un agradecimiento muy especial a mi hermano Arquitecto Oreste Marzol y a quienes lo secundaron en este proyecto como Daniel Pérez Alfaro, Javier Marzol, Carlos Medina, Miguel Benítez…