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«Cierta tarde, allà por el año 75, Roque venÃa de una semana laboral a los tumbos y andaba “bastante secoâ€, bancado por sus amigos de siempre. TÃmidamente se acerca al puntano y le comenta que “habÃa enganchado algo imperdible†pero no la podÃa llevar al stud y necesitaba un lugar para proceder…»
«Llegó el sábado 26 de mayo del 70. FrÃo, con una persistente y fina llovizna de otoño. En la fonda de la cancha de paleta de don Pedro Aramburu se habÃan congregado los peones de estancia y los trabajadores changarines del pueblo.»
«Súbitamente, a eso de las 21 horas se abre la puerta y entra un “crotoâ€, bien croto que, según él mismo comentara, bajó del tren carguero que desde Godoy Cruz, Mendoza, se dirigÃa a Buenos Aires. Sucio, con derruidas alpargatas, pantalón a la pantorrilla, saco cargado de no se supo qué pero con sus bolsillos bien estirados y una gorra impresentable. Miró, saludó sin saludar, y se pidió “una cañaâ€.
«Cierta mañana, don Marcos le pide encarecidamente al Cleto que se acerque a su casa a fin de revisar su precaria instalación eléctrica y esté accede sintiéndose un verdadero electricista.»
«Siempre que pudo habÃa ayudado a su padre, aún en época del secundario y después, cuando ya estaba en la Universidad de Córdoba. Pero este viaje es especial; no viene cargado, sólo tiene por objetivo cobrar la deuda de Pascual Escudero, que es muy importante, y estar de vuelta al anochecer (…)»
«Comenzó, como jugando, a complicarle el camino a las hormigas en un intento inconciente de saber cuál serÃa su reacción ante un acontecimiento imprevisible. De pronto lo asimiló con su vida, con sus propios tropiezos, con su volver a empezar y volver a caer y detuvo su mano.»
«Olegario “Moncholo†Montiel, Francisco “Malacara†Sorobeo, Ramón “Cacique†Herrera, Juan “Mandinga†Aparicio, “El Toto†Cincunegui y “Cabecilla†Hernández ya estaban juntos desde el mediodÃa.
El único que faltaba era Placentero.»
«Asà eran, casi todos los dÃas, excepto los sábados y domingos que agregaban algún bailongo, el cine en lo de Costantini, la misa, el asado, alguna carrera cuadrera en el pueblo ó fuera de él, un campeonato de fútbol, una visita inesperada.»
«Un partido, luego la revancha y después “el buenoâ€. La noche se alargaba y en algunos se notaba “un ligero descontrol internoâ€. Si no habÃa más plata, se cargaba en cuenta, sin riesgo, porque ese crédito era sagrado.»
«La noche de invierno del 17 de julio de 1962 presagiaba una velada boxÃstica de primer nivel en el Club San MartÃn de Iriarte. Pelea pactada a diez rounds entre el crédito local Miguel “Cirujano†Bontempo y el campeón provincial Avelino “Rompehuesos†SagardÃa. Arbitro del combate… ¡quién otro que no fuera el Cacho Arriola!»
«Una noche de crudo invierno, don Simón debió asistir a una fiesta de los ganaderos de la zona, donde concurrió con doña Zulema, su mujer. Alfonso quedarÃa de guardia con la misma tranquilidad de siempre. Sólo le preocupó, que en su apuro, Simón no le dirigiera palabra alguna. EstarÃa disgustado, ó simplemente le molestarÃa no poder invitarlo a tal evento?»
«A su regreso, al tranco, después de cada mediodÃa, sus padres lo esperaban para compartir el almuerzo. DormÃa dos horas de siesta, hacÃa sus deberes y con la honda colgada al cuello, se dirigÃa al monte cercano con la intención de cazar alguna torcaza. CaÃa la tarde y su imaginación sobre el ya amarillento sol del oeste, lo llevaba hacia el futuro promisorio que sus padres avizoraban.»
«Se tomaron el tren en Retiro y llegaron donde el destino los habÃa citado: el tambo manual del Vasco rico de la zona rural de Iriarte, don AgustÃn Goyenechea Irasusta. TenÃa unas doscientas vacas en ordeñe, que vivÃan a la intemperie y …como pocas veces en el transcurso de sus vidas ellos habrÃan coincidido en algo : “Ese vasco estaba rematadamente locoâ€.»
Muy interesante, aparte muestra que el amor no tuvo épocas ni moda, solo es ¡¡¡¡¡