«No dudó un instante en responderse que aquella serÃa una operación casi de rutina y que en poco tiempo su vida se normalizarÃa. Sin embargo, se sintió tremendamente sola…»
«Se tomaron el tren en Retiro y llegaron donde el destino los habÃa citado: el tambo manual del Vasco rico de la zona rural de Iriarte, don AgustÃn Goyenechea Irasusta. TenÃa unas doscientas vacas en ordeñe, que vivÃan a la intemperie y …como pocas veces en el transcurso de sus vidas ellos habrÃan coincidido en algo : “Ese vasco estaba rematadamente locoâ€.»
«Comenzó, como jugando, a complicarle el camino a las hormigas en un intento inconciente de saber cuál serÃa su reacción ante un acontecimiento imprevisible. De pronto lo asimiló con su vida, con sus propios tropiezos, con su volver a empezar y volver a caer y detuvo su mano.»
«Llegó el sábado 26 de mayo del 70. FrÃo, con una persistente y fina llovizna de otoño. En la fonda de la cancha de paleta de don Pedro Aramburu se habÃan congregado los peones de estancia y los trabajadores changarines del pueblo.»
«Todos estaban excesivamente alegres. El notó que sólo Julián, el menor del grupo, se miraba para adentro. Comprendió que en algo se parecÃan y por eso prefirió no preguntarle nada.»
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