Historias de Iriarte
Cuentos de Oscar Marzol
VivÃa detrás de la vÃa y sus compañeros de andanzas “Bicho Moro†y el legendario – yo no lo recuerdo – Beltrame, apodado como “chau pipÆen alusión a que era el temor de los gallineros que visitaba para alimentarse.
Nunca supe su verdadero nombre. Sà que fue un borrachÃn empedernido, zigzagueante al borde de la caÃda, chiquito, flaco, con voz entrecortada…
Llegó solo al pueblo, vivió como habÃa llegado y se fue con el vago recuerdo de unos pocos…
Se habÃa sentado en el inexistente cordón de una vereda de mi pueblo. Estaba cansado en su interior. Mordió distraÃdamente una ramita de paraÃso y su amargo sabor le hizo escupir insistentemente, pero no la largó. Apoyando los codos sobre sus rodillas abiertas, la deshojó pausadamente y comenzó a jugar con unas hormigas que recorrÃan, bajo sus piernas, un camino predeterminado con su pesada carga.
Calles de tierra, veredas de tierra, aire con tierra. Asà de sencilla y complicada era su vida sin apuros ni mayores ambiciones. Siesta calurosa, transpiración cotidiana, un leve olor a hinojo y la mirada perdida hacia los galpones del ferrocarril.
Solo, infinitamente solo. En esa tarde y no otras, un nudillo en la garganta habÃa alterado su rutinario sentimiento, pero no supo el por qué.
Comenzó, como jugando, a complicarle el camino a las hormigas en un intento inconciente de saber cuál serÃa su reacción ante un acontecimiento imprevisible. De pronto lo asimiló con su vida, con sus propios tropiezos, con su volver a empezar y volver a caer y detuvo su mano.
Sintió un fuerte dolor en el pecho, abrazó sus rodillas y apoyando la cabeza sobre ellas, se quedó dormido.
Al despertar, el pobre “Colacho†se enteró que su madre habÃa muerto ese mediodÃa, sola, lejos de él, casi sin recordarlo – al menos él lo sintió asà -.
Comprendió, de pronto, lo del nudillo en su garganta, lo del acontecimiento imprevisto, su dolor en el pecho y el sabor amargo de aquella ramita de paraÃso.
y lloró en soledad…
Muy poco tiempo después murió arrollado por el tren y su imagen se fue disipando como la tierra de mi pueblo. Hoy, sin saber bien por qué, yo lo recuerdo…
Buenos Aires, 27 de Enero de 2009
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Hoy tu relato trae a mi memoria a Colacho y la nostalgia de mi niñez en el pueblo,gracias!!!!
Felicitaciones!! BellÃsimo el cuento. QuerÃa decirte q tuve el honor de conocer a Colacho… adorable personaje. Marta Alessii
me asombra lo facil que es sentirse parte del relato, es, simplemente, como estarlo viviendo
BuenÃsimas historias .viejos amigos de mi papá…pude conocerlos lindos viejos ..parte de mi historia
Alejandra Vertiz
Muy bueno, muchas gracias. Cuando termine la pandemia iremos a conocerlo.-